LA PANDEMIA VOLVIÓ A CONDICIONAR LA FESTIVIDAD DE PENTECOSTÉS
J. REDONDO LIÉBANA
En este año 2021, y como sucedió ya el pasado 2020, la festividad de Pentecostés volvió a estar condicionada por la Pandemia del Covid-19 en lo que se refiere a la bajada del Lignum Crucis desde el Monasterio de Santo Toribio a la Villa de Potes. Como todos los lebaniegos saben, la tradición inmemorial contempla la bajada del Santo Madero, bajo Palio, en Procesión. En el límite entre los ayuntamientos de Potes y Camaleño, es recibido por el Párroco de Potes y el alcalde del municipio y, tras seguir trayecto por las calles de la Villa, el primer destino es la Residencia de Ancianos Félix de las Cuevas donde se recorren todas las plantas para que los internos puedan ver y adorar, cuando es posible, la reliquia. Tras la celebración de la Santa Misa, el segundo destino es la Parroquia de Potes donde también tiene lugar el mismo acto. En este 2021, todo el trayecto, desde la salida en el Monasterio, hasta Potes, se volvió a realizar el recorrido en coche. Lo único que se respetaron fueron los actos descritos con anterioridad, siempre bajo las normas sanitarias que marcan en estos momentos los tiempos de la maldita pandemia.
En las dos celebraciones religiosas la homilía de los celebrantes se centró en el Amor, “único lenguaje que no deriva a equivocaciones”, así como destacaron “la devoción de los lebaniegos al Lignum Crucis”. En la Residencia de Ancianos celebró el Padre Franciscano José María Lucas ayudado por el Arcipreste de Liébana y Párroco de Potes, Elías Hoyal. En la parroquia de la Villa lebaniega, se invirtieron los roles.
En ambos lugares la ceremonia terminó con el canto del himno del Lignum Crucis, que entró a la Iglesia de Potes con los acordes del Himno Nacional Español…
Finalizado el acto de Potes, Elías Hoyal agradeció a todos los devotos la asistencia, así como al alcalde de Potes, Javier Gómez; Miembros de la Cofradía entre los que se encontraban su secretaria, Mari Carmen Rodríguez, la vocal Nieves Rodríguez y el Vicepresidente y Presidente accidental José Redondo. También tuvo palabras de agradecimiento para el Grupo de voluntarios de la Cofradía que, al igual que el día de la Santuca, se ocuparon en labores de organización intentando que los asistentes a los actos guardaran las normas sanitarias del momento.
Como contemplan los Estatutos de la Cofradía de la Santísima Cruz, el Arcipreste recordó mediante un responso a Froilán Blanco y Francisco Galiante, este último sacerdote y aquél su cuñado, quienes, como todos los lebaniegos saben, fueron los mejores Guardianes del Santo Madero durante la Guerra Civil Española. Ambos no escatimaron medios, incluyendo jugarse su propia vida, con el fin de que la reliquia no cayera en manos de quienes probablemente la hubiesen destruido
El Lignum Crucis volvió al Monasterio en coche bajo la atenta mirada y devoción de muchos asistentes a la iglesia quienes, algunos en voz alta, manifestaban su deseo de que el próximo año, todos los actos se puedan celebrar como manda la tradición.








