SE CELEBRÓ LA EUCARISTÍA PARA RECORDAR A LOS FRANCISCANOS CARMELO Y JUAN MARI.
TEXTO: J. REDONDO
FOTOS: GENTILEZA DE JAVIER TORRE Y J. REDONDO
El pasado sábado día 22 del presente mes de octubre, tuvo lugar, en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, la celebración de una Eucaristía en la que se recordó a los recientemente fallecidos Padres Franciscanos Carmelo Ajuria y Juan María Azpitarte. La iniciativa partió de la Cofradía de la Santísima Cruz a la que se unieron, nada más plantearla, los propios Franciscanos que actualmente desarrollan su labor en el Monasterio lebaniego, y el Arciprestazgo de Liébana encabezado por el Arcipreste Elías Hoyal. A pesar de presentarse una tarde algo desapacible, encontrarse el Monasterio en Obras y coincidir con un sábado por la tarde, los lebaniegos no quisieron desaprovechar la ocasión de mostrar su cariño a los fallecidos. Ambos desarrollaron su labor durante muchos años en la comarca y, como se demostró en la gran afluencia de la mayoría de las localidades de Liébana, la asistencia hizo que se registrase un lleno total de fieles en el interior de la iglesia.
Ofició el acto El Arcipreste Elías Hoyal, concelebrando los cuatro Franciscanos que en la actualidad permanecen en Santo Toribio: Juan Manuel Núñez, Pablo Redondo, Oscar Solloa y el guardián José María Lucas.
Junto al altar, en una mesa anexa, se colocaron sendas fotografías de los franciscanos fallecidos. Los cánticos de la celebración contaron con la excelente ayuda del órgano y la destreza de Zoritza en su teclado. Tanto el Guardián como el Arcipreste, en la Homilía y al final de la Misa respectivamente, recordaron a los dos “hermanos menores que hicieron lo que tenían que hacer en la entrega callada de cada día. Dos hermanos de los que Francisco de Asís se sentiría contento porque no buscaron el brillo, porque fueron fieles en lo poco, porque supieron estar cerca de las personas, escuchando, consolando y ayudando. Los que los conocisteis lo sabéis muy bien. Ellos sí supieron manejarse en la verdad que eran, no queriendo otra cosa que ser fieles a lo que dios les iba mostrando cada día, y así lo vivieron, en una entrega generosa de su vida, sin guardarse nada para ellos mismos”.
Reproducimos así mismo en la Web, sendas entrevistas que en su día se llevaron a cabo en un periódico regional como homenaje a su dedicación durante tantos años de abnegada misión en la comarca lebaniega.