RETIRO Y SEMANA SANTA EN EL MONASTERIO DE SANTO TORIBIO DE LIÉBANA.
Texto: J. Redondo
FOTOS: Alejandro Fernández
El pasado 9 de abril tuvo lugar en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana el inicio de la Cuaresma con el habitual Retiro que, en esta ocasión, se llevó a cabo durante toda la mañana del día desde las diez y media hasta las dos de la tarde. Estuvo dirigido por el Padre Franciscano Pablo Redondo. Durante más de una hora, el Padre hizo un recorrido, de forma muy amena y coloquial, algo que agradecieron todos los presentes, sobre la vida de Jesús deteniéndose en algunos muy concretos y adaptándolos a la vida presente. Su léxico del “pueblo”, llegó de forma clara a los cofrades presentes, que dicho sea de paso se congregaron en número de unos veinte, escaso bagaje para una tradición que viene de muchos años atrás. Terminada su intervención, se entabló un coloquio entre todos en el que se trataron distintos temas actuales comparados con tiempos pasados. Seguidamente nos trasladamos a la Capilla del Monasterio donde se asistió a la misa de doce. Finalizada la misma, y tras un tiempo de encuentros, charlas, y saludos de despedida, cada cual regresó a su lugar de procedencia esperando que el próximo año seamos capaces de convocar al Retiro a más cofrades para participar en este encuentro en una jornada muy productiva a nivel personal.
Así mismo, el Monasterio de Santo Toribio de Liébana celebró de forma solemne la Semana Santa con la Misa de la Cena del Señor el Jueves Santo a las cinco de la tarde. El viernes Santo, a partir de las doce del mediodía tuvo lugar el Vía Crucis en la plazoleta de entrada y, por la tarde, a las cinco, la Litúrgica de la Pasión y Muerte del Señor. El Sábado Santo, y a partir de las nueve de la noche, fue el turno de la Solemne Vigilia Pascual, terminando los actos conmemorativos el Domingo de Pascua con la Solemne Misa de Resurrección.
Cabe destacar el excelente tiempo que acompañó durante todos los días de celebraciones, con temperaturas más próximas a las que se dan en verano. La asistencia también fue notable, si bien hay que destacar que, en casi todos los actos, los fieles foráneos superaban a los nativos, algo que llama la atención. Esperemos que, en el futuro, cambie la tendencia y sean muchos más los lebaniegos los presentes en las celebraciones.
